Con asombro, conmoción y una enorme tristeza despertó Venezuela la madrugada del 7 de diciembre de 2018 al conocerse la noticia de la desaparición de los jugadores de Cardenales de Lara José Castillo y Luis Valbuena, quienes fueron víctimas de un grupo de delincuentes que colocaron obstáculos en la autopista Cimarrón Andresote, sector La Morita, estado Yaracuy, provocando que el vehículo en el que se dirigían desde Caracas hacia Barquisimeto, perdiera el control y se estrellara.
Hoy se cumple exactamente un año de una de las peores tragedias que ha sufrido el beisbol profesional venezolano. Junto a Castillo y Valbuena viajaban el jugador Carlos Rivero y el conductor Raúl Álvarez, quienes sufrieron lesiones menores.
Castillo, de 37 años de edad, estaba en su décima novena temporada en la LVBP, primera con los pájaros rojos. Comenzando el certamen se había convertido en el octavo artillero que logró facturar mil indiscutibles en nuestra pelota profesional, en tanto que Valbuena, de 33 años de edad, jugaba su undécima campaña en el país, todas con Lara.
Ambos jugadores también acumularon experiencia en las Grandes Ligas. Castillo jugó cinco temporadas (2004-08) con Piratas, Astros y Gigantes. Valbuena acumuló once años de servicio (2008-18) con Marineros, Indios, Cachorros, Astros y Angelinos.
Horas antes de ser asesinados por el hampa vial, Castillo y Valbuena cumplieron su última actuación en la pelota venezolana, en el encuentro que Cardenales perdió 5-4 contra los Leones, en el estadio Universitario de Caracas. Valbuena se fue de 4-1 como cuarto bate y Castillo, en rol de designado y séptimo toletero ligó tres cohetes en cuatro viajes y fletó una rayita.
La LVBP decretó tres días de duelo. El día 8 de diciembre en el estadio de Barquisimeto, compañeros y aficionados les dieron el último adiós. Pero Castillo y Valbuena siguen presentes, festejaron el título que ganaron en la final ante Caracas y su legado permanece vigente en la cueva.