domingo, marzo 26, 2023
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La inspiración del esquema europeo en América

Los seguidores del baloncesto a nivel mundial, parecieran estar conformes con la actuación de las selecciones que representaron a su país en el magno evento FIBA 2019;  satisfechos por las alegrías que a nivel local les brinda esta disciplina deportiva en su máxima expresión, ya sea a nivel amateur o profesional. Les place catalogar a los  suyos como los héroes de la casa, pero posiblemente también muchos se preguntan:

  • ¿Quién es el encargado de desarrollar nuestro baloncesto?
  • ¿Por qué no ganamos oro, plata o bronce en un mundial? 
  • ¿Por qué no clasificamos para los olímpicos? 

Y mientras que aparecen las respuestas a estas interrogantes,  optan por darle un fuerte aplauso a Europa, y así mismo a todos los países que implanten el sistema del continente europeo dentro de su baloncesto; como lo es el caso de Argentina, ya que los gauchos son la opción más cercana cuando se piensa en alguien que pueda dar la batalla o sacar del protagonismo de una final a Europa o USA.

El campeón de una copa mundial o el galardonado con oro en una olimpiada no se fabrica en algunos meses de trabajo apresurado.

Por ejemplo, quienes lideran este deporte en los Estados Unidos, esta vez eliminados por Francia. Mucho antes de incitar a sus jóvenes a jugar profesional, tienen como regla, que estos se deben desarrollar integralmente en escuelas, liceos y universidades; recordemos que la NBA nace 51 años después del primer juego intercolegial de baloncesto entre Hamline College versus la Escuela de Agricultura de Minnesota; juego que  ganó Minnesota nueve a tres. 

La BAA (Basketball Association of America) fue conformada el 6 de Junio de 1946, luego pasa a ser la NBA (National Basketball Association); su temporada inaugural fue en 1946-1947. 

Las instituciones que rigen el baloncesto a nivel amateur y profesional en el continente americano, en su afán de demostrar que se está trabajando en la búsqueda de la gloria olímpica, justifican su existencia creando  actividades relámpago ligadas a este deporte que obligan a pensar que se hacen todos los esfuerzos para crear un equipo mundialista, como por ejemplo: estrellas locales dictando clínicas de 2 horas de cómo driblar o como lanzar el balón, cursos intensivos de como pensar en determinado momento del juego, giras turísticas,  clínicas de 8 horas en 2 días para entrenadores locales dictadas por foráneos, cambios de formatos, medir a los atletas, alianzas entre lo profesional y lo amateur, tryouts que prometen enviar jóvenes al extranjero… Mas de lo mismo.

Apuntando todos en la dirección correcta y en un tiempo racional, con el personal que demuestre estar calificado, con buena energía y dedicación, cristalizar el sueño de un oro olímpico o una copa del mundo pudiera estar a la vuelta de la esquina, ya que en la mayoría de los países del continente americano,  tienen una buena cantidad de instituciones educacionales, como para que quienes las rigen se decidan de una vez por todas a entender que es ahí donde se debe dar el primer paso para formar una selección de Oro. Darles un trato de primer mundo

Modificar la estructura del deporte dentro de las casa de estudio, exigirle al entrenador del instituto un compromiso total en lo académico-deportivo, crear  reglas para restringir el pase prematuro de niños al deporte profesional, bajaría los niveles de la deserción escolar y fomentaría al mismo tiempo la idea de llegar al deporte rentado al salir de la universidad. Crear actividades adicionales que permitan que todo niño o niña dentro del período que esté en el instituto educacional tenga la oportunidad de participar en su deporte. Con esto se lograría percibir resultados en un mediano plazo, lo que luego les permitiría a los organismos que rigen el baloncesto a solo hacer el llamado de los alumnos atletas más destacados para las selecciones que representarán al país. 

Un atleta de baloncesto colegial o universitario cumpliría con un aproximado de 380 horas de entrenamientos de alto nivel durante la temporada oficial de baloncesto universitario, esto sin contar las horas de entrenamiento  que este joven atendió cuando participó con el equipo de su liceo, las que efectuará mientras esté asistiendo a clases, en la que su temporada deportiva haya terminado, y las horas adicionales que de manera voluntaria, este ya súper atleta, le dedique durante sus vacaciones.

Es necesario dejar de adjudicar la responsabilidad del desarrollo de las nuevas generaciones al grupo equivocado, quienes, sin restar importancia a su existencia, posiblemente tienen otras misiones importantes y rentables dentro del ejercicio de sus funciones. 

Será muy interesante ver a un futuro médico, una futura profesora o cual sea la carrera académica que un joven deportista escogió, tratando de ganar una final de la copa del mundo versus la selección de otro país. 

Esto es aplicable a todas las disciplinas deportivas existentes, creando las temporadas de cada deporte. Así, mucho antes de la clausura de la copa del mundo o de una olimpiada, ya la mayoría de los entrenadores de las instituciones educacionales de primaria, secundaria y superior estarían preparando a los próximos representantes de la nación. Wolfgang Lucena|Nueva York

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