Interesante pugna debe presentar el Clásico Hípica Nacional, programado como la cuarta competencia de este domingo en La Rinconada, entre las triple coronadas Lyndacarter y Sandovalera, con la actuación de la también selectiva Sharapova, en distancian de 1.800 metros.
Será la primera presentación de Lyndacarter contra las yeguas de mayor edad, compromiso en el que se juega el invicto en cinco salidas, luego de conquistar la llamada Triple Corona de hembras, hazaña que también alcanzó en calidad de imperdible Sandovalera la pasada temporada en el óvalo de Coche.
Lyndacarter, una castaña hija de Vacation en Diamond Dazzle, por Indian Charlie, del haras La Invasión, reaparecerá luego e su contundente triunfo en los 2.400 metros del Clásico General Joaquín Crespo y, a juzgar por los informes de los toma tiempo del óvalo caraqueño, la conducida por Rafael Solano mantiene sus condiciones y seguirá rumbo a las carreras de la Serie Hípica del Caribe 2022.
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Por su parte, Sandovalera, se reivindicó en su anterior al derrotar en emocionante final a Avasallante en los 1.900 metros del Clásico Cruz del Ávila y conserva su buena forma como para nuevamente cruzar la meta en el tope del marcador.
Ora que dará mucho que hacer durante todo el recorrido es Sharapova, una presentada por Fernando Parilli conducida en esta ocasión por Cirpiano Gil y que viene de destacada actuación contra este misma agrupación al finalizar tercera a un cuerpo de la ganadora Sandovalera..
La descendiente de Great Hunter tratará de sacarle provecho a la lucha que puedan presentar las velocistas para intentar un efectivo remate en los finales.
Avasallante lo hizo muy bien en su pasada y una vez más saldrá a luchar por el triunfo desde la partida, esta vez con la monta de Francisco Quevedo, jinete que se entiende bien con este tipo de ejemplares que avanzan en las posiciones intermadias.
Melosa, Reina Her y Templada vienen mejorando en cada presentación y buscarán pescar el río revuelto, de presentarse dura lucha por el sitial de honor entre las veloces y aprovechar el agotamiento final para cristalizar y convertirse en sorpresa.
