El devenir del fútbol está lleno de esos ejemplos. Del fútbol y de todo el deporte. Tipos que son llamados cuando las llamas amenazan con consumir lo que queda, pero que con la manguera de su cabeza fría, de su modestia, sofocan los incendios y dan a todos una tranquilidad no esperada.
Sin estridencia, sin bullicio de novedad, la Federación dejó en manos de Leonardo González la conducción de una selección Vinotinto a retazos, un equipo a la intemperie después de la partida del portugués José Peseiro. Y es aquí donde la figura del bombero entra en escena.
No se ha tratado de buscar al mejor de los peores sino de procurar al hombre que, dentro de la emergencia puede llenar el vacío y salir adelante con algo que pueda parecerse al decoro.
No es tampoco salir de esto como se pueda, que pasen rápido los días por venir para regresar a las cotidianidades; es al menos dejar una huella que diga que Leonardo pasó por aquí con las mejores intenciones…
Pero, ¿qué pasaría si yendo más allá del decoro, del cumplimento mínimo, del dejar hacer, dejar pasar, el nuevo técnico marca un camino que ponga a pensar a los federativos? ¿Qué pasaría si…? Nadie les está pidiendo resultados porque eso sería mucho aspirar; mejor dicho, nadie le está pidiendo nada fuera de cumplir así sea perdiendo los tres partidos para los que fue llamado, pero todo en la vida tiene sus matices.
Claro, escribimos esto y ya se han jugado dos de tres, y si nos ponemos a ver ya quien redacta tiene un gol en contra, pero el riesgo es parte del periodismo. No estamos poniéndonos del lado de Leonardo González, pero si le estamos dando un respiro a alguien que allá adentro, en el fondo de su alma, esperaba una oportunidad así fuese en las circunstancias tan adversas como las de hoy día…
Al final de todo, al fútbol venezolano siempre le ha ido mejor cuando sus proyectos son manejados por entrenadores criollos. La identificación, la comprensión de valores, de maneras de ser solo son entendidas y procesadas por la gente de aquí, por aquellos formados en un territorio común.
Los días de González al comando del equipo pueden ser el afianzamiento definitivo de esta idea, el universo que Richard Páez y César Farías crearon alrededor del jugador emergido de las canteras nacionales y que hoy reclama su lugar.
Se habla de un técnico extranjero que vendrá luego del partido ante Paraguay, y eso sería tropezar otra vez, mil veces, con la misma piedra. Leonardo o quien sea, pero venezolano por los cuatro puntos cardinales. Nos vemos por ahí.
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