Desde 1962, nadie ha podido sembrar flores en el desierto. Por aquellos años Brasil emulaba en Chile la conquista de Suecia 58, y desde entonces no ha habido un país que se corone en dos mundiales seguidos. La remembranza viene a cuento si damos una ojeada al cuaderno mundialista y veremos cómo Argentina se empinó en el 86 y cayó en la final del 90, así como Francia obtuvo la del 2018 y no fue capaz en la de 2022.
Porque el fútbol es así, tiene aquellos misterios insondables que lo han hecho maravilloso y universal. No está hecho para hegemonías, sino para ser repartido por toda la geografía del planeta. Es errante, nómada, y no hay quien le ponga frenos ni riendas a su ser indomable.
También la Copa América se caracteriza por su rebeldía. No ha tenido dueños absolutos, y ocho de las diez selecciones de la región han tocado su cielo; solo Ecuador y Venezuela han quedado varadas en el camino del reinado. Bolivia, la que ahora suena menos en América, la ganó en 1963.
La Vinotinto la ha olido, la ha tenido cerca. En 2011 llegó a semifinales, y desde hace varios años se han sentido sus pisadas. No ha sido, en verdad, un sendero muy tupido, de tantos inconvenientes; su comportamiento ha sido, cuando menos, más iconoclasta que en los Premundiales y más cerca de la posibilidad de algo que valga la pena. Ha estado, valga la figuración, cerca de sembrar flores en el desierto suramericano.
En la Copa América de 2024, cuya sede todavía la Conmebol debe definir, podría estar el primer eslabón de una cadena que la lleve al edén del Mundial Canadá-Estados Unidos-México. Para entonces, por primera vez en mucho tiempo y tal vez por primera vez desde siempre, Venezuela tendrá la obligación de figurar. Y de comprobar, porque alguna vez tenía que pasar, si es verdad que su presencia merece el respeto y la planificación de los adversarios.
Obviamente que no es posible conocer la configuración de sus rivales; a menudo no llevan, especialmente Brasil y Argentina, lo mejor de lo mejor de sus anchas posibilidades. Esa puede ser una buena noticia para los venezolanos, porque por algo habrá que comenzar. La selección no suele tener la profundidad de planteles como los de Colombia o Perú, por citar dos selecciones de numerosos y buenos jugadores, y por esa razón le resulta indispensable convocar todo lo que tenga a mano para tener opción de competir con opciones verdaderas.
Y lo que tiene a mano podría dar el cimbronazo que se oiga en la distancia. ¿Qué tal jugar una final, qué tal ser campeones americanos? Al fútbol venezolano le urge para soltar las amarras ancestrales, un logro internacional de ese calibre, una noticia que estremezca los cimientos de los medios de comunicación; y que también emerjan, como un volcán en erupción, jugadores que merezcan miradas y contratos hasta ahora impensados.
Ellas también en el 2024
Las muchachas han sentido sobre sus espaldas la carga de no ser tomadas en cuenta, aunque en la Copa América de este año, jugada en Colombia, le asignaron millón y medio de dólares a la campeona y 500 mil a la vice.
Siempre se ha visto esta versión femenina como menor, como sin importancia, creencia derribada por el empuje de las mujeres en muchos ámbitos de la vida; el fútbol no podía ser menos.
El fútbol femenino comienza a despertar, en calidad y en interés colectivo para ser apuntalado como un hecho de relevancia. En el 2024 se jugará la próxima Copa, año también de los Juegos Olímpicos de París en los que Brasil y Colombia representarán al Nuevo Mundo.
Se abre un horizonte amplio y generoso para ellas, anhelantes, como toda aspiración humana, de que sus campeonatos lleguen a tener la misma trascendencia que los de los hombres.
En Tips
Tranquila
En marzo conocerá la Vinotinto a sus rivales directos. Pero tal cosa no le va a importar demasiado, pues siempre quedará en un grupo con algún gigante.
Ausencia
Por segunda vez, desde 2007, la selección no tendrá técnico nacional. Richard Páez, César Farías, Noel Sanvicente y Rafael Dudamel lo fueron hasta 2019.
Retroceso
En el 2021, y con el portugués José Peseiro al timón, la Vinotinto consiguió dos empates, ante Colombia y Ecuador, y fue vencida por Brasil y Perú.
Inicio
Esta será la primera Copa América desde que Jorge Giménez está al comando de la Federación Venezolana. En la pasada era dirigida por Laureano González.
Capitán
Durante años fue Juan Arango el portador de la cinta, y en los tiempos recientes la distinción le tocó a Salomón Rondón. ¿Quién será ahora el elegido?
Estimado Cristobal, Brasil también tuvo la osadía en 1998 de igualar su gesta de 1994, solo que la Francia sorpresiva de Zidane se atravesó en conseguir lo que sus estoicos héroes lograron con Pele en 1958 y 1962.