La designación de Leonardo González como técnico interino de la Vinotinto y la afirmación del nuevo presidente de la Federación Venezolana de Fútbol, Jorge Giménez, de contratar a un entrenador suramericano de jerarquía para asumir el mando de la Vinotinto, permite abordar la quimera del técnico extranjero. Desde que la selección de fútbol comenzó a competir internacionalmente en 1938 en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Panamá, los dirigentes de la FVF han ido tras la ilusión de un director técnico extranjero que finalmente llevará a Venezuela hasta una Copa Mundial de Fútbol en la categoría absoluta.
La idea de iniciar un “proceso” a largo plazo con un técnico de pergaminos internacional no es nueva. Fue una de las expectativas que creó Rafael Esquivel a lo largo de sus 29 años de mandato. Primero intentó copiar el éxito de Ecuador bajo la conducción del montenegrino Dusan Dráskovic, cuyo mayor aporte fue meterse hasta lo más profundo de la geografía meridional para sacar jugadores debajo de las piedras y fomentar el desarrollo desde las categorías menores.
Esquivel se trajo al serbio Ratomir Dujkovic, un preparador de arqueros del Estrella Roja de Belgrado, campeón de Europa en 1991, quien trató de transformar a la selección incorporando una nueva camada de futbolistas, entre los cuales figuraban Leonardo González, Stalin Rivas, Miguel Echenausi, Rafael Dudamel y José Luis Dolgetta, máximo artillero en la Copa América de Ecuador 1993. Pero el “proceso” de Dujkovic fue cortado por Esquivel, luego de que el técnico se peleara con los medios capitalinos y los mandara de paseo. “Vayan a cubrir el beisbol que ustedes no saben nada de fútbol”, fue la frase lapidaria que condenó al montenegrino.
En 1998 fue el turno de José Omar “Pato” Pastoriza, quien llegó precedido de una legendaria trayectoria como jugador y técnico en Independiente de Avellaneda. El argentino fue contratado de carambola. Había venido a los Juegos Centroamericanos de Maracaibo 1998 siguiendo los pasos de la selección de Costa Rica, pero se enamoró de la sub-23 de Venezuela, que quedó campeona del torneo dirigida por Lino Alonso.
El “proceso” de Pastoriza, que en principio tomaría la base de los campeones de los CAC para renovar a la Vinotinto absoluta, se truncó en parte por las derrotas en la eliminatoria a Corea y Japón 2002, en las que el argentino había prometido conseguir al menos nueve puntos, y porque Esquivel pretendía que el “Pato” cancelara de sus honorarios los premios para sus asistentes.
La última contratación de un extranjero por parte de la FVF, el portugués José Peseiro, no se puede evaluar con rigor, porque su trabajo estuvo marcado por las complicaciones organizativas, las lesiones y las bajas que produjo el covid-19 que mermaron sus convocatorias, especialmente para la Copa América. Lo cierto es que los mejores resultados en el banquillo Vinotinto los han obtenidos dos DT formados en Venezuela: Richard Páez y César Farías.
El primero fue el responsable del boom Vinotinto y cambió no solo la imagen perdedora de la selección, sino que le dio una identidad, la dotó de un estilo de juego y la puso a ganar con un fútbol que llenaba los ojos. Lamentablemente, Páez fue objeto de una campaña de descrédito de su manera de jugar, propiciada por el propio Esquivel, y el técnico renunció, tras los ataques recibidos contra la memoria de su madre en San Cristóbal. Y Farías con su pase largo efectivo y los tiros libres de Juan Arango obtuvo el cuarto lugar en la Copa América. El salto cualitativo de la Vinotinto llegó sin quimeras. Lo hicieron entrenadores propios que supieron hacer valer sus estilos.
Leonardo González tiene pergaminos para asumir el reto de dirigir la Vinotinto
Leonardo González tiene todos los atributos para conducir a la selección, no solo de manera interina por los partidos de esta triple fecha de la eliminatoria suramericana a Catar 2022 contra Argentina, Perú y Paraguay, sino como DT a tiempo completo por un período mayor.
Quienes desconocen la trayectoria de Leo deben saber que se trata de uno de los mediocentros más elegantes e inteligentes en la historia de la Vinotinto y el fútbol nacional. Era un deleite verlo jugar como cabeza de área. Cubría amplios espacios y siempre ganaba por su capacidad para leer la jugada y anticipar al rival. Salía tocando con clase para meter el primer pase de seguridad e iniciar los ataques de la selección o del Caracas, donde ganó cuatro títulos y fue una de las figuras esenciales en los equipos del sabio Manuel Plasencia.
Como entrenador ha sacado máximo provecho a las plantillas sin nombres deslumbrantes que le ha tocado dirigir tanto en La Guaira como en Lara. Un entrenador ganador, humilde y transparente que seguro sabrá levantar a la Vinotinto en estos momentos de dudas por la intempestiva rescisión de Peseiro.
Convocó a los mejores disponibles para ir por los puntos
La primera convocatoria de Leo González para los próximos tres partidos de la eliminatoria a Catar cumple con el principal requisito de un seleccionador: llamó a los mejores efectivos disponibles para defender la camiseta Vinotinto, incluyendo al prometedor delantero Eric Ramírez y al mediocampista Eduard Bello, quienes no contaron para José Peseiro.
Ante la lesión de Fernando Aristeguieta y la falta de partidos y ritmo de Salomón Rondón, Ramírez puede de ser una alternativa para refrescar el ataque en el segundo tiempo. González también incluyó a un lateral izquierdo natural como Daniel Carrillo, la posición más discutida en la selección.
Ahora le toca el trabajo más exigente para los seleccionadores actuales, armar en escasos días un 11 competitivo, con cada pieza en su justo lugar para intentar sumar puntos y seguir en la lucha por la clasificación al Mundial.
Por el fútbol que practicó y le gusta al técnico, veremos un equipo más atrevido en el ataque para buscar los goles que faltaron con el seleccionador lusitano.