El general famoso, no por sus muchos méritos como guerrero, sino porque NO inventó el beisbol, Abner Doubleday, murió hace 130 años, a cumplirse el jueves 26 de este enero.
Mientras estuvo vivo, Doubleday ni siquiera sabía del beisbol, según su diario, en el cual sí aparecen sus orgías con hermosas damas en pelota. Pero de pelotas de beisbol, no cuenta nada.
La inmortalidad del general a bordo de un juego que nunca vio, fue producto del peor mentiroso en la historia del beisbol, Albert Goodwill Spalding y sus negocios.
Fue extraordinario lanzador en Grandes Ligas, entre 1871 y 1877. En esas siete campañas, Spalding dejó record de 251-65, 2.13. Lo menos que ganó en una temporada fueron 19 juegos, y en 1875 fueron 54 sus victorias, con cinco derrotas y efectividad de 1.59. Le faltó un juego ganado en su total, para promedio de 36 anualmente.
Al retirarse de pelotero en 1877, Spalding fue mánager, también logró ser propietario de los Chicago White Stockings y finalmente, inauguró una fábrica de pelotas y bates (no se había inventado el guante) cuya marca era y sigue siendo, “Spalding”.
Fue tal su éxito que en todo el mundo del beisbol, si se decía “pelota de Spalding”, quería decir, pelota forrada con los dos cueros.
Había triunfado en todo míster Spalding, hasta que se le ocurrió hacerse mentiroso. No supo serlo. Seguramente desconocía la conseja castellana de “para decir mentiras y comer pescado hay que tener mucho cuidado.
Cooperstown había sido un área productora de lúpulo, la flor que sirve para darle sabor a la cerveza. Y en las grades siembras de esa planta basaban la economía de la villa del Estado de Nueva York, por lo que al declararse la ley seca, que se prolongó desde 1920 hasta 1933, hubo crísis económica en la región.
Ante tal emergencia, y confiados en la belleza del área, la Cámara de Comercio local decidió trabajar en pro del turismo. Por otra parte, en 1905, Spalding había aunciado en Nueva York, que el beisbol era un invento de 1839, del general Abner Dobleday, en Cooperstown, con la ayuda de otro Abner, pero de apellido Graves y nativo de Denver.
¿Por qué Spalding fue un pésimo mentiroso, cumpulsivo y mal interesado en sus negocios?
Porque no averiguó donde estaba Doubleday cuando en 1839 no inventó nada. Pues, estudiaba interno en la Academia Militar de West Point, de donde no lo hubieran dejado salir para ir a Cooperstown a inventar algo.
Y porque Abner Graves había cumplido solo cinco años en 1839, ya de adulto enloqueció, mató a su esposa y murió en un asilo para dementes.
Fue Spalding un mentiroso inexperto, porque en todo el este de Estados Unidos se había jugado durante décadas una serie de deportes sin Reglas, pero todos basados en lanzar, batear, correr y fildear.
¿De haber estado vivo, Doubleday, seguramente, habría protestado así: “¿Por qué han conectado mi nombre con el invento del beisbol, algo que nunca hice; y en cambio, no mencionan mi participación, como oficial militar, en las batallas de la Guerra Civil en Fort Sumter, Second Manassas, Antietam, Fredericksburg, Chancellorsville y Gettysburg”.
No inventó el beisbol y tampoco tuvo hijos
Doubleday se retiró de las Fuerza Armadas en 1873 y, con su esposa, Mary, fue a vivir a Mendham, New Jersey. No tuvieron hijos, y él murió, por dolencias cardíacas, el 26 de enero de 1893, por supuesto, sin saber que, 12 años después, lo iban a acusar de haber inventado algo tan importante como el beisbol.
Porque ocurrió en 1905, cuando Spalding se atrevió a anunciar que una tal “Comisión Mills”, la cual nunca se reunió, había investigado los orígenes del beisbol y encontrando lo de Doubleday y Graves en 1839, en Cooperstown.
Las autoridades de esa población, encantados y esperanzados, aceptaron y, con las Grandes Ligas, inventaron lo del Hall de la Fama, que comenzó a funcionar en 1936 con las elecciones de los inmortales y en 1939, con la elevación de ellos.
No hubo elevaciones en 1936, 1937, ni 1938, porque no habían terminado de construír el Museo.
Por qué spalding inventó a doubleday
Albert Goodwill Spalding temía que si los estadounideses se enteraban de que el beisbol era descendiente directo del cricket y del rounders, genuinos de Inglaterra, su industria de pelotas y bates fracasaría.
Es decir, suponía que sus compatriotas no amarían al juego, no solo porque no era típico de Estados Unidos, sino también porque provenía de los enemigos ingleses de entonces.
Igoraba el mal mentiroso Spalding, que el beisbol tiene mayor poder que esos dos países juntos.
Lo que hizo, fue buscar en la historia un insigne personaje a quien acomodarale la invención.