El triunfo (1-0) de la selección nacional de fútbol ante Paraguay ha abierto de par en par las compuertas de la ilusión, de que esta vez el Mundial de 2026 no es una quimera y que la Vinotinto finalmente podrá dar el salto de calidad para meterse entre los 42 equipos que acudirán a la máxima cita de la Fifa.
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Es cierto que la eliminatoria es un camino largo y empinado, que históricamente ha estado lleno de cuestas y espinas para Venezuela. Pero estas dos primeras fechas, ante Colombia en Barranquilla y los guaraníes en Maturín, dejaron la sensación de que hay un equipo unido, alejado de las peleas intestinas con la dirigencia de la federación, cuerpo técnico o entre los propios jugadores que tanto minaron por dentro los anteriores procesos.
El primer triunfo del cuerpo técnico, dirigido por el argentino Fernando “Bocha” Batista y la directiva de la FVF, comandada por Jorge Giménez, es haber sanado las heridas del pasado y darle a los jugadores la tranquilidad necesaria para poner la mente y las energías solo en el fútbol, en salir a ganar cada partido, sin tener que preocuparse por nada extradeportivo.
En lo futbolístico, Venezuela exhibió dos propuestas muy bien definidas. Fuera de casa, el “Bocha” armó un equipo más reactivo, resguardado en su terreno para dejar pocos espacios a Colombia y forzar que sus mejores efectivos, como el delantero Lucho Díaz recibieran sin margen para maniobrar o encarar con tiempo y velocidad.
La Vinotinto presionó alto la salida del rival en momentos específicos, cuando el balón estaba en los pies del arquero para obligarlo a tirar en largo y provocar una equivocación. Y en las transiciones defensivas, mantuvo un bloque medio con líneas cortas, invitando a Colombia a que jugara por las bandas, donde una defensa escalonada ejercía un cerco sobre el jugador que recibía el esférico.
Si bien se perdió 1-0 en Barranquilla, Colombia no ejerció una superioridad avasallante. De hecho, las mejores ocasiones de gol en el primer tiempo fueron de Venezuela, y el tanto de los vecinos se produjo por la ejecución de una efectiva jugada de pizarrón que desubicó a la defensa nacional.
La otra cara de la moneda la mostró Venezuela ante Paraguay. El “Bocha” cambió el sistema. Apostó por un mediocampo más generador de juego con Yeferson Soteldo y Samuel Sosa desequilibrando por las bandas, y Josef Martínez y Salomón Rondón en el frente de ataque. Lo mejor de este triunfo y lo que puede definir a la selección en esta larga ruta eliminatoria fue el aplomo y carácter para buscar el triunfo hasta la última jugada.
Nunca desfalleció ni cuando el árbitro colombiano Andrés Rojas le anuló un tanto a Yangel Herrera, por segunda vez eliminatoria consecutiva ante la misma selección paraguaya, debido a una mano de VAR. De allí que el triunfo en el minuto 92, mediante el penal ejecutado por Salomón Rondón, tras la mano cometida por un zaguero guaraní, ratificó la madurez anímica y mental de la selección.
Todavía hay margen de mejora para el fútbol de la selección. El Bocha debe consolidar esas pequeñas sociedades entre mediocampistas, delanteros y laterales que se suman al ataque. Venezuela debe cuidar mejor el balón, cuando recupera en la mitad, sin tanto apresuramiento para meter pases largos y contraatacar, un arma muy utilizada ante Colombia.
El “Brujo” Martínez ofrece pulmones, recorrido para apoyar las coberturas y pierna firme a la hora de quitar, pero su primer pase para iniciar las transiciones debe ser más limpio cierto es que la Vinotinto volvió al triunfo y enseñó que con orden, atrevimiento y coraje puede pelear cada juego.
Wilker, Osorio y Romo ganaron la batalla aérea a los guaraníes
Los nubarrones que siempre acompañan a la defensa venezolana se despejaron en la cancha y mostraron una luminosidad desacostumbrada. La pareja de centrales formada por Wilker Osorio y Yordan Osorio estuvo casi impecable. Solo sufrió en el error colectivo de la Vinotinto cometido ante Colombia, en el que los mediocampistas, Yangel Herrera y Tomás Rincón, llegaron tarde para presionar a Jhon Arias que metió un centro primoroso a la cabeza de Santos Borré para anotar el tanto.
Contra Paraguay exhibieron una gran firmeza por alto y por bajo para reducir los ataques a cero. La selección guaraní tradicionalmente había dominado a Venezuela con el permanente bombardeo aéreo para buscar a sus efectivos cabeceadores. Pero en esta oportunidad se toparon con las precisas salidas del arquero Rafa Romo que atajó con seguridad cada centro a su área chica, y con los despejes de Osorio y Wilker, unas fieras para ganar cada duelo en el cielo. Los partidos se ganan desde la defensa y Venezuela lo demostró con un cerrojo inexpugnable en Maturín.
Alexander dejó su sello en la banda derecha con un gran despliegue
Si algún jugador destacó sobremanera en estas dos primeras fechas de la Vinotinto no fue otro que el lateral derecho Alexander González del Caracas FC, al punto tal de que fue incluido en el once ideal de la Conmebol, superando al brasileño Danilo (Juventus) y al argentino Nahuel Molina (Atlético de Madrid).
La labor de Alexander fue superlativa. Literalmente secó al muy cotizado delantero colombiano del Liverpool, Lucho Díaz, y también se merendó al paraguayo Ramón Sosa. Pero su aporte no se redujo a la defensa. También se proyectó con criterio, dio profundidad al ataque Vinotinto y con sus centros generó situaciones de gol. Si puede sostener este rendimiento a lo largo de la eliminatoria, la banda derecha ya no tendrá más discusión ni dueño que el propio Alexander. Por la banda izquierda, Miguel Navarro también cumplió con notas altas ante Paraguay y se ganó el puesto.
Emocionado por el proceso de unidad y emotividad del equipo