Luis Aparicio es el único pelotero venezolano con un lugar en el Salón de la Fama de las Grandes Ligas. ¿Pero sabían que en la sala de Cooperstown hay trece inmortales, que antes de actuar en las ligas mayores, pasaron por la Liga Venezolana de Beisbol Profesional en calidad de jugadores activo?
Ellos son, el cátcher Roy Campanella, los lanzadores, Roy Halladay, Mariano Rivera, Greg Maddux, Rollie Fingers, Jim Hunter y Bob Gibson, los jardineros, Andre Dawson y Jim Rice, y los infielders Rod Carew y Ryne Sandberg. Hay otros casos notables, que tuvieron como protagonistas a los managers Sparky Anderson, Tommy Lasorda y Bobby Cox, que actuaron en ambos escenarios, pero solo como managers, aunque en ambos casos como estrategas y poseen su placa como inmortales.
A estas alturas de todo pelotero, resulta imposible reconocer qué habrá en su futuro, aún por caso con el talento manifiesto de un Bob Gibson o un Rod Carew. Solo el tiempo dirá.
De entrada, para ingresar a Cooperstow, es junto con los logros expresados en números la primera exigencia. No tiene exigencia, pero qué hicieron los citados a su paso por el circuito venezolano, al menos como referencia histórica.
Campanella fue el primero en reforzar a una escuadra del circuito local, los Sabios de Vargas en la temporada de 1946, la primera de la liga venezolana. Tomó parte en doce juegos y bateó para 358 con 2 jonrones y 13 carreras impulsadas.
A sus 25 años, Campanella tenía experiencia acumulada en las desaparecidas Ligas Nagras, que en mucho influyeron a la conquista de la corona obtenida por el Vargas.
Esa primera presentación de los futuros inmortales en la LVBP, se apreció también con el pitcher Roy Halladay con los Cardenales de Lara, con el lanzador Mariano Rivera con los Tigres de Aragua, con el relevista Rollie Fingers con los Tiburones de La Guaira, los pitchers Bob Gibson y Jim Hunter con el Oriente y los Leones del Caracas, y los infielders Rod Carew y Ryne Sandberg con los Tigres de Aragua y las Águilas del Zulia.
De los tres pilotos, el único en actuar en el terreno fue Bobby Cox, que actuó como infielders con los Cardenales de Lara en la campaña 67-68. Sparky Anderson fue piloto de los Navegantes del Magallanes en la 64-65 antes de ser remplazado por Alfonso Carrasquel, mientras Lasorda fue coach de los Leones del Caracas con el manager Pompeyo Davalillo, en el campeonato 70-71.
Y Aparicio, luego de debutar en la desaparecida Liga Occidental en Maracaibo, se estrenó en la 54-55 con los Leones del Caracas, a los 20 años. Participo en 40 encuentros.
Pete Rose y Barry Bonds son las excepciones
Hay dos casos excepcionales con los toleteros Pete Rose y Barry Bonds, que a esta hora deberían estar en el Salón de la Fama de las mayores, luego de sus estadías en el circuito venezolano.
Rose reforzó a los Leones del Caracas en el torneo 63-64. Entretanto defendió la según base, en 44 encuentros bateó para .351 con 41 anotadas, 65 imparables, 11 dobles y 5 jonrones.
Con los Navegantes del Magallanes en la 85-86, Bonds estuvo en acción en 44 desafíos. Concluyó con un promedio ofensivo de 244 puntos y 7 jonrones.
Solo que después de sus notables en carreras en las mayores, se metieron en inconvenientes que les impidió estar en Cooperstown como han debido desde hace tiempo. Como sabe la mayoría, Rose es el bateador con más imparables en las grandes ligas, 4256. Bonds el bateador con más cuadrangulares, 762.
Rose por apostar y Bonds por consuno de esteroides para mejorar su rendimiento en el terreno de juego.
¿Quién será el próximo?
Que otros peloteros lleguen al Salón de la Fama de las grandes ligas, con las mismas características citadas en esta columna de hoy, es una posibilidad que continuará vigente, en mayor o menor grado.
Solo es indispensable que estén dadas las condiciones que lo permita.
De hecho, ya existe a la vuelta de la esquina, una opción que pudiera darse con el primera base venezolano Miguel Cabrera. Oficialmente, el toletero derecho no ha anunciado su retiro definitivo del juego activo, que pudiera concretarse con su retiro luego de la temporada de 2023.
De ser así, pudiéramos ver a Cabrera inmortalizado en 2029 y unirse a Luis Aparicio.