lunes, marzo 20, 2023
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El adiós de Roberto Clemente (2)

Disfruten de una nueva entrega de "Tripleplay" por Humberto Acosta

Al comenzar la temporada de 1972, solo 118 imparables separaban a Roberto Clemente de la meta histórica de los 3 mil hits. Considerado el calendario regular de 162 desafíos, llegar a la ansiada meta no lucía tan complicado en condiciones normales. En ese instante, únicamente diez bateadores en las memorias de las ligas mayores habían llegado al ansiado límite: Ty Cobb con 4191 hits, Stan Musial con 3630, Tris Speaker 3515, Honus Wagner con 3430, Eddie Collins con 3311, Hank Aaron con 3272, Nap Lajoie con 3251, Willie Mays con 3178, Paul Waner con 3152, y Pop Anson con 3081 inatrapables. Entre los toleteros activos más cercanos al codiciado objetivo, junto a Clemente y sus 2882 hits, solo se encontraba Al Kaline todavía relegado con 2695 imparables en su haber.

Para los Piratas de Pittsburgh y su estrella, el inicio de la temporada estaba fijado para el 15 de abril en Nueva York en el estadio Shea, la casa de los Mets. Como ya era habitual, Clemente fue colocado en el jardín derecho y tercero en la alineación ofensiva por Bill Virdon, que se estrenaba como manager de los Piratas, y había sido su compañero de equipo durante diez años en los 60.

Por los Mets estaría como lanzador abridor, su as Tom Seaver y antiguo verdugo de Clemente. Esta vez la historia no fue diferente.

Su primer turno de la temporada, llegó con un out y Al Oliver en la inicial por un sencillo. Sin ninguna consideración, Seaver lo ponchó apelando a su tradicional recurso, abanicando un envío sobre la esquina derecha del plato.

Desde las tribunas, Harding Peterson, buscador de talentos para los Piratas, evocó una escena que había presenciado durante los entrenamientos. Finalizada la práctica, encontró a Clemente solitario cerca del cajón de bateo. “Qué estás haciendo solo aquí”, le preguntó Peterson. Roberto daba una zancada pero no abanicaba. Daba otra zancada pero esta vez simulaba una carrera hacia la primera base. “Bueno, sé que vamos a comenzar la temporada contra los Mets”, le respondió. “Me estoy imaginando que veo al mismo pitcher que veré ese día”. Ese pitcher era Seaver. En las dos siguientes oportunidades, Seaver lo eliminó de nuevo. En la tercera entrada con un elevado al bosque derecho, un corredor en la primera base y un out en la pizarra. Nueva York estaba adelante 2-0.

En el sexto acto, lo obligó a dar un rodado por el campo corto sin gente en base para el segundo out. Nueva York ganó 5 a 4. No volverían a verse hasta el mes de septiembre en medio de una confrontación inolvidable que nadie imaginaría sería la última de su carrera en las grandes ligas.

El primero de los 118 hits que conectó en esa campaña 1972

Luego de fallar en sus siete turnos contra los Mets, finalmente Clemente disparó sus primeros incogibles del año contra los Cachorros de Chicago el 18 de abril en casa, sencillos ante Milt Pappas en el primero y el tercer turno. Fue una reacción que puso en evidencia, que parecía dispuesto a llegar a los tres mil hits.

Dio un jonrones contra Bob Gibson y Don Sutton y un triple frente a Ferguson Jenkins, tres futuros inmortales como sería igualmente Seaver. “No importaba que Clemente tuviese ya 38 años”, decía Don Drysdale, el pitcher de los Dodgers, y otro futuro miembro de Cooperstown.

“No podía ver a Clemente dirigiéndose lentamente hacia el plato. Tan fuerte era la impresión, que cuando le lanzaba la pelota me encogía atemorizado ante el movimiento de su bate y bajaba inconsciente la cabeza”.

Descanso obligatorio

Dada su “avanzada” edad, el manager Virdon comenzó a limitar las apariciones de Clemente, aunque su ausencia podía afectar a los Piratas en su empeño por conquistar de nuevo la corona en el Este de la Liga Nacional. Sin embargo, se las ingenio para no volver a faltar hasta el último día del calendario.

No decayó y el ansioso 3 mil hit

La ausencia “obligada” no impidió que los Piratas retuvieran la corona en el Este de la Nacional. Clemente contribuyó con un average de .303 al iniciarse el mes de septiembre, mientras lo elevó a .312 para asimismo aterrizar en los 3 mil incogibles que el mundo esperaba ansioso.

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