Un recuerdo para Zedtler Ruido
Por supuesto que es muy sencillo decir las cosas una vez ocurridas. ¿Pero sabían que Tom Seaver, desde su primera victoria en las grandes ligas, dio a entender que sería algo especial? Insisto que es muy fácil apreciarlo 55 años después, como sucede con Tom Seaver, quien hoy estaría celebrando la primera de sus 311 victorias en las ligas mayores.
Sobre todo si te corresponde comenzar para un conjunto como aquellos Mets de Nueva York, que habían concluido en el último lugar en cuatro de sus cinco temporadas en la Liga Nacional desde su llegada en 1962.
En la quinta de esas campañas habían terminado en la penúltima casilla. Pero conociendo a Seaver desde los medios y diarios de la época, debe haber asumido aquel duelo con los Cachorros de Chicago, con el entusiasmo que invade a un novato de 22 años como era él, seguro de sí mismo. Una característica que siempre lo distinguió.
Y conste que no eran poca cosa, considerando que los Cachorros venían del último lugar, aunque con suficiente energía y talento para al final ascender ese 1967 del último al tercer lugar, complicando a ratos la situación a los Cardenales de San Luis y a los Gigantes de San Francisco.
Seaver, que ya había sufrido su primer revés durante su salida de estreno frente a los Piratas de Pittsburgh, debió prepararse para medir fuerzas en el estadio Shea de Nueva York, contra una alineación conformada por Don Kessinger, Glenn Beckert, los tres futuros inmortales Billy Williams, Ron Santo y Ernie Banks, más Randy Hundley, Byron Browne, Adolfo Phillips y el veterano zurdo Curt Simmons.
Un triple impulsor de Williams puso a los Cachorros arriba 1 a 0 en el tercer acto, pero eso fue todo lo que el recién llegado novato de los Mets. En las siguientes cuatro entradas no aceptó anotaciones, entretanto recibía el apoyo de seis carreras para ganar 6 a 1 y así empezar su desfile de triunfos en las mayores que se detuvo en 1986 con los Medias Rojas de Boston, luego de también pasar por los Rojos de Cincinnati y los Medias Blancas de Chicago. Fue igualmente su triunfo 16 de la campaña que le daría el galardón como Novato del Año en la Liga Nacional.
Asimismo, fue un cambio de guardia generacional, imperceptible ese día, pero tan históricamente trascendental, y que no tardaría en manifestarse.
La campaña pasada había sido la última del zurdo Sandy Koufax, que se retiró por culpa de la artritis en su brazo de lanzar y pese a ganar 27 juegos esa temporada de 1966 con los Dodgers. Apenas dos campañas previas a su estreno, Seaver sumó 25 victorias en 1969, para evidenciar que estaba hecho del mismo material que Koufax como se comprobaría.